En esta nueva entrega mostramos dos casos clínicos derivados de la EHE para que sirvan como ejemplo de su gravedad e instamos a las autoridades competentes a que trabajen para crear la vacuna que ponga freno a esta enfermedad, que está causando estragos en los rebaños y, en consecuencia, en la economía de las granjas.
La enfermedad hemorrágica epizoótica es una epizootia (en medicina humana se denomina epidemia) que afecta al ganado bovino, pero no es una zoonosis, no afecta al ser humano y el consumo de carne es completamente seguro.
Ha sido claramente infravalorada por las autoridades central, autonómicas y locales. Las consecuencias tanto clínicas como económicas son mucho más serias de lo que han previsto, lo que demuestra claramente un fallo absoluto de la Red de Alerta Sanitaria Veterinaria (RASVE) para este caso.
Se podrán poner todas las excusas imaginables, pero lo que está absolutamente claro es que este error no puede volver a repetirse y uno de los pilares sobre los que habrá de fundamentarse su funcionamiento a partir de ahora para tratar de evitar esto en el futuro pasa inequívocamente por incluir en la cadena de alerta de RASVE a los veterinarios de explotación, donde empieza y acaba la acción contra brotes de enfermedad, ya que los clínicos hemos declarado los casos en primera instancia, y los clínicos nos hemos enfrentado a la enfermedad para tratar de minimizar sus efectos con las herramientas de las que disponemos, mientras que desde las diferentes Administraciones se ha tratado de minimizar la gravedad de esta enfermedad.
Las consecuencias son muchas: abortos, infertilidad transitoria de los sementales, retrasos en la aparición de celos fértiles en las hembras, animales emaciados que tardan en recuperarse semanas o no lo hacen, cojeras crónicas, entre muchos otros y, en los casos más graves, la muerte. Se puede alcanzar una mortalidad en los rebaños más castigados de entre el 5 y 10 % de los individuos.
DOS CASOS CLÍNICOS
Me centraré en dos casos clínicos de cojera, ya que es mi área principal de trabajo en el vacuno de carne extensivo. Uno de los signos iniciales más visibles en los animales afectados es la coronitis, es decir, la inflamación del rodete coronario, el lugar donde nace la pezuña y desde donde se produce la sustancia córnea, el “casco”.
SE PUEDE ALCANZAR UNA MORTALIDAD EN LOS REBAÑOS MÁS CASTIGADOS DE ENTRE EL 5 Y 10 % DE LOS INDIVIDUOS
En algunos casos el problema se instaura desde el principio y ya no desparece. En otros, el paciente se recupera con el tratamiento, pero, al cabo de varias semanas después, aparece una cojera severa, consecuencia en última instancia en ambos casos de una infosura: desprendimiento de las láminas dermoepidérmicas que mantienen a la tercera falange unida al casco y en su posición. Ese desprendimiento parece consecuencia de la inflamación y las hemorragias que el virus causa en el animal infectado. Pero nada mejor que verlo para entenderlo.
El primer caso es el de una vaca limusina de 3 años, que enfermó a principios de septiembre, se recuperó, pero, a mediados de octubre, empezó a desarrollar una cojera severa. Aparecen hemorragias severas y muy extensas en todas las pezuñas, que afectan a toda la suela y también a la muralla, y provocan la despeadura (pérdida de todo el estuche córneo) de la pezuña lateral de la extremidad posterior izquierda, así como la parcial de las pezuñas mediales de ambas anteriores y de la lateral de la posterior derecha.
El siguiente caso es el de un semental, también limusín, de 5 años (fotos inferiores), que pasó la enfermedad hace un mes y que luego ha empezado con una cojera de gravedad media, en el que a las hemorragias consecuencia de la EHE hay que sumar una de las lesiones más típicas en estos animales, la enfermedad de línea blanca.
Ante la gravedad de las hemorragias encontradas a lo largo de toda la suela, decidimos tratar la enfermedad de línea blanca de manera conservadora sin desmontar toda la muralla separada, para intentar mantener la mayor integridad funcional y anatómica posible en esa pezuña.
Son muchos los casos informados por nuestros clientes y que nosotros mismos podemos ver a diario en el campo de animales con cojeras crónicas severas, que no solo merman el bienestar de los individuos afectados, sino su capacidad productiva y la economía de la granja, poniendo con ello en peligro la viabilidad de algunas de las explotaciones, consecuencia no desdeñable y que, insistimos, debe tratarse de evitar tomando medidas que refuercen la Red de Alerta Sanitaria Veterinaria para garantizar que se mantienen los altos niveles de sanidad y bienestar animal, salud pública y seguridad alimentaria que tiene nuestra ganadería.
URGIMOS TANTO A LOS LABORATORIOS COMO A LAS ADMINISTRACIONES PÚBLICAS PARA QUE ARTICULEN UN PLAN DE CHOQUE QUE PERMITA PONER A DISPOSICIÓN DE LOS SERVICIOS VETERINARIOS UNA VACUNA PARA PREVENIR Y CONTROLAR ESTA ENFERMEDAD
Urgimos tanto a los laboratorios como a las Administraciones públicas para que articulen un plan de choque que permita poner a disposición de los servicios veterinarios una vacuna con el fin de prevenir y controlar esta enfermedad que, si bien no afecta a la salud de las personas ni a la seguridad alimentaria, genera graves pérdidas económicas, además del devastador efecto sobre la salud de nuestros animales.
Autor: Miguel Rodríguez, Servet Ledesma (vocal de APPB)
Artículo publicado en Vaca Pinta 42