«Calidad de vida para el ganadero»
Estas palabras que tanto nos están asustando últimamente en realidad no nos deberían dar ningún miedo, puesto que es de sentido común que, si nuestras vacas están cómodas, sanas y con un mínimo de bienestar, producen más leche.
Hablando de podología bo vina, en los tiempos que corren, con la mayor parte de nuestro ganado estabulado que riendo obtener un mayor beneficio por litro de leche, el podólogo bovino (recortador, herrero o como quieran llamarle en cada zona de nuestro país), es indispensable contar con su ayuda para el bienestar.
A nadie le gusta tener vacas co jas en su ganadería, porque eso reduce la producción, eso lo sabemos todos. Sencillamente, con un programa de recorte funcional (en cada ganadería con la frecuencia que necesite) y un baño de pezuñas que tendrá, en cada caso, la frecuencia necesaria, evitaremos muchas cojeras. Si con estas mínimas acciones reducimos cojeras, reduciremos trabajo y reduciremos costes adicionales en tratamientos e instalaciones para esos animales, por lo que la calidad de vida del ganadero estará asegurada. Si esas condiciones estuvieran vigentes hace veinte años hoy no nos preocuparían mucho, puesto que seguro que nos ayudarían y seguro que nos van a ayudar.
Por mucho que nos empeñemos, las vacas no han sido creadas para estar toda la vida encima del cemento y, a consecuencia de ello sus pezuñas, sea por sobrecrecimiento o a veces por desgaste excesivo, son las grandes perjudicadas. Aunque nos parezca lo contrario, esas pezuñas están sometidas a trabajos forzados llevando al animal a comer, a beber, a ordeñar (a veces hasta tres veces al día), soportando horas en el atrapador sobre una superficie dura y, a veces, en no muy buenas condiciones de higiene o humedad para revisiones de preñez u otros controles rutinarios habituales en una granja moderna.
Hoy en día en la mayoría de nuestras granjas las vacas entran solas al potro de recorte, con el consecuente beneficio para el ganadero, las vacas y el podólogo. Siempre se acordará uno de cuando un ganadero le dijo: “Nunca pensé meter una vaca al potro con las manos a la espalda”, pues hace no muchos años meter un animal al potro de recorte significaba agarrarse a ella con fuerza, amarrada de la cabeza, seguramente los ojos vendados y cruzando los dedos para no tener un accidente en la faena. Por suerte, eso va cambiando: las máquinas más modernas, las instalaciones más adecuadas y el mejor aprendizaje de nuestros podólogos con cursos de reciclaje y manejo hacen que la ayuda del ganadero para el recorte sea sencillamente la tarea de soltar los animales del atrapador y contarnos la historia de esa vaca.
A estas alturas del artículo no vamos a poner en duda que la prevención siempre es más barata que la curación. Desde la APPB queremos ayudar a que ese bienestar sea real en todas y cada una de nuestras ganaderías, ayudando en colaboración con otros profesionales del sector (veterinarios, nutrólogos, etc.) a que eso sea realidad. La máxima de nuestros podólogos siempre será estar a la última en conocimientos de curación, manejo y salud podal, asistiendo a cursos y congresos de podología, consultando artículos escritos o utilizando recursos de nuevas tecnologías.
Sin duda alguna, el bienestar animal ha llegado para quedarse y no solo para las vacas; si nuestros ganaderos no tienen un poco de calidad de vida, el futuro para próximas generaciones será difícil, pues hemos trabajado mucho para llegar donde estamos y no podemos perder un segundo de lo aprendido hasta hoy.
Desde la Asociación queremos poner a su disposición toda la información que se necesite para que ese bienestar se haga realidad y esa calidad de vida para el ganadero sea duradera.
Esta entrada es una publicación de la revista VACA PINTA